El tiempo medita hasta las palabras que surgen de los sentimientos. Cuando estos abrazan el silencio que nos acompaña desde el corazón del alma hasta la nada, se llenan de lágrimas azules todos los vientos que las brisas de las mañanas tiñen de cantos y auroras tras el vestigio de una sombra que asoma en la ventana.
En la oración que me despierta del letargo de toda una vida, sumerjo mis manos y oculto el rostro que anclado en mi faz me persigna por dentro.
Busco tu silencio, tu comprensión, tu paz, todo en ti, pero no recuerdo el camino de llegada, ni el de salida. Sólo espero que el día que me muestres ese misterio despierte para siempre el yo que siempre retengo.
Don de dones es tu mirada y tu complacencia es mi morada. Don de dones es tu amable compañía y tu grata respuesta. Don de dones es serte en ti y serme de ti en mí ,por siempre y por todo el océano de tiempos.
Sonríeme mientras camino porque tu mirada es la luz que necesito para no convertirme en polvo de tiempo y dejar de ser conciencia viva en tu donada vida.
Abrázame por siempre en tu amparo y hazme sentir de nuevo la brisa de la verdadera existencia que por siempre nos albergará en tu morada viva.
2 comentarios:
"Abrázame por siempre en tu amparo y hazme sentir de nuevo la brisa de la verdadera existencia que por siempre nos albergará en tu morada viva".
Un cierre sublime. Todo el texto, refleja la profundidad que el amor, acompañado con el dolor del olvido da. Sería nuestro propio olvido que es el que más duele.
Besos Carver, precioso.
Qué bonito escribes, niño. Este texto-poesía, va más allá: toca el alma.
Además del cierre, como dice Aída, me quedo con esta frase:
Busco tu silencio, tu comprensión, tu paz, todo en ti, pero no recuerdo el camino de llegada, ni el de salida...
Un beso enorme, Carver.
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