Aquí siento el silencio
profundo y desgarrado
por el trino de un jilguero,
posado sobre el lienzo verde
de un grácil huerto de olivos.
Entroncado en cada uno de los piares
que engrandecen Tu silencio,
que refrendan el paso
por la senda de la vida.
Aquí te siento de verdad Silencio,
te he escuchado como nunca antes
lo hubiera imaginado,
tan sólo unos instantes
de belleza suprema
donde lo único que me habita
eres Tú, el Silencio.
Apenas abres tus alas al viento
y sediento siento el rociar de tu brisa
acariciando mi vestidura,
piel de tu palabra
que comulga conmigo
en este perdido lugar
donde en ningún tiempo habito,
donde Tú me hablas
con tu voz de Silencio perpetuo
de vida de amor
y de verdadero silencio de vida,
así te siento Silencio.
Transido por ti,
en el silencio que posee lo eterno,
me transformo en pétalo renacido
al viento dormido de tu preeminencia,
de tus pensamientos que escrutan mi mente
desde el corazón del alma,
al corazón del espíritu
que habita en Tu Silencio.
Pleno de gracia y renovada savia,
mi alma deambula por los pasillos
de tus senderos verdes y frondosos,
se transforma en la nada del todo
para ser silencio en Tu Silencio,
luz en Tu Luz,
vida de Tú Vida,
amor de Tú Amor.
Todo y nada
en la entrañable e íntima comunión,
un todo lo que nos abarca,
con todo lo poco que nos inicia,
escalera de la Luz errante,
la que consagra el amor
del alma y del espíritu,
a toda la esperanzada y querida mano
que me guía cada día,
desde tu casa hacia la vereda
que un día asonará y retumbará
cual fuego de vendaval,
todo el que no acaezca hallado
del nacer a la vida en el amor.
En tu amor a Ti
A todo Tú
A todo lo que eres Tú
Es
Eres
Tú eres amor,
El Amor.
La Vida en el Amor.