Quería ya alzar la voz ensombrecida
Cobijada bajo la penumbra
Bajo sombras de unas velas
que proyectaban sus llamas
envueltas en seda
como vibrando y oscilando
al silencio de la paz que alumbraba.
Quería yo pedir
por todos los que aman en el alma
para que nada ni nadie
les parara en la nada.
Quería y sigo queriendo
ver la reconciliación de todas las almas
la conversión de todas las miradas
la reflexión de todas la almas amadas
entre hojas desparramadas
sin saberse amadas en las plegarias.
Y alcé mi voz al alba
enmudecida de pronto
por ser miedosa
y no querer romper la calma.
Pero lo escribo aquí y ahora
la carta
la petición en voz alzada
que todas las comunidades se reconcilien en la Morada
que los que se esconden tras sus miradas
las levanten sin miedo
a la lluvia que nos empapa de escarcha
ni al diluvio de un mundo
que en su locura nos aplasta.
Quiero volver a nacer
allá de donde vine
para saber si el niño que llevo dentro
todavía exhala
todavía sueña
todavía se levanta
y mira con sus palmas alzadas
como abrazar la ilusión
del que sueña con su plegaria
contemplada
germinada
enraizada en la ternura de una nueva
y sincera alborada.
La calle colmada de mariposas de colores
que vuelan sin ton ni son
al encuentro de su pequeña mano
recién arribada de esta nada.,
para elevarle a un cielo de algodones
que le sirvan de alimento
mientras respira amor y luz
del árbol de la vida
del que todo mana.
Ese que siempre soñó
ese que anochecida el alma
reluce como mil soles
y mil plegarias.
Yo sólo pido
que todos nos reconciliemos
en el alma
pues somos hermanos e hijos
de nuestra tierra amada.
Somos esas mariposas
que nacen y se vuelan
y sin mas que pensarse
ya nacen
Cobijada bajo la penumbra
Bajo sombras de unas velas
que proyectaban sus llamas
envueltas en seda
como vibrando y oscilando
al silencio de la paz que alumbraba.
Quería yo pedir
por todos los que aman en el alma
para que nada ni nadie
les parara en la nada.
Quería y sigo queriendo
ver la reconciliación de todas las almas
la conversión de todas las miradas
la reflexión de todas la almas amadas
entre hojas desparramadas
sin saberse amadas en las plegarias.
Y alcé mi voz al alba
enmudecida de pronto
por ser miedosa
y no querer romper la calma.
Pero lo escribo aquí y ahora
la carta
la petición en voz alzada
que todas las comunidades se reconcilien en la Morada
que los que se esconden tras sus miradas
las levanten sin miedo
a la lluvia que nos empapa de escarcha
ni al diluvio de un mundo
que en su locura nos aplasta.
Quiero volver a nacer
allá de donde vine
para saber si el niño que llevo dentro
todavía exhala
todavía sueña
todavía se levanta
y mira con sus palmas alzadas
como abrazar la ilusión
del que sueña con su plegaria
contemplada
germinada
enraizada en la ternura de una nueva
y sincera alborada.
La calle colmada de mariposas de colores
que vuelan sin ton ni son
al encuentro de su pequeña mano
recién arribada de esta nada.,
para elevarle a un cielo de algodones
que le sirvan de alimento
mientras respira amor y luz
del árbol de la vida
del que todo mana.
Ese que siempre soñó
ese que anochecida el alma
reluce como mil soles
y mil plegarias.
Yo sólo pido
que todos nos reconciliemos
en el alma
pues somos hermanos e hijos
de nuestra tierra amada.
Somos esas mariposas
que nacen y se vuelan
y sin mas que pensarse
ya nacen
y danzan.