lunes, 8 de junio de 2009

Cada mañana



Me encuentro perdido y a la zozobra de un destino, destellos que emergen de sol en sol, de mar en mar. Me encuentro olvidado en un rincón, arrumbado en un reguero de piedras, donde sucumbo sin una flor.

Cada mañana te hablo sin palabras y te escribo con recitativo clamor, te pido y te medito en los albores de cada mañana, de cada despertar que te medito, cuando la arena se halla inmaculada de luz ajena, de miradas perversas, de falsos profetas que deambulan tejiendo sus redes sin amor.

Las aguas fluyen lentamente, límpidas languidecen en mi mirada y rezuman níveas estelas del nuevo día que asoma, que se cierne amenazante de atisbarte y señalarte con su sobra tu lugar, tu destino en tu lugar.

Me pregunto, si me preguntan, si hacer lo que es, queremos hacer, queremos y Tú quieres que haya lo que quieres que haga yo.


Me despierto en la nube en que me envuelves, algodón de tu sentimiento de amor, de perdón y añoranza. Oscuras sentencias que con tu nube espantas y alejas y me llevas en caudaloso camino de luz y calor, de bondadoso encuentro con ángeles que vierten en mi la oración que he de hacer mía y de ti he de tomar como ejemplo de salvación.

Te musito una plegaria para que no olvides que siento como dices que sienta, lo que de tu corazón me habita.

Ahora, en esta hora, que llevo en mi mente la congoja del deseado sentimiento y la zozobra del asbesto, te siento llegar a mi lado para calmar junto a mi, ese murmullo de las olas que me arrastran, el tintinear del viento que con su brisa desnuda sus blancas espumas y vierte su cantar a los pies de mis llantos, que desnudos me hacen virar y marchar sin mirar atrás.

El perpetuo sonido de tu mar me lleva consigo, como el carro alado de fuego vibrante y blanco volar que le sube a tu encuentro y me postra a tu puerta en suplicante piedad.

Me llevas la paz, la paz que sólo parte de Ti, en ti ansío y en ti desvivo, para poderte seguir, para poderte abrazar, para poderte amar. Pero el tiempo no cesa todavía, y me lleva a su par, al cielo que no cesa y con su luz brilla sin igual.

¿Cuándo llegará el día? ¿Cuándo llegará la paz? ¿Cuándo dejará de reinar el tiempo y volverás para dejarnos abrazar?

Que sea el tiempo del tiempo que medito tu única voluntad.

Que del viento abrace lo que lleva a acariciar, que del alma encuentre lo que siento en tu andar.

Una nube que habitas me ha de llevar donde asomas en paz.

Dame y tómame para siempre, porque ya no he de andar sin tu luz como guía, ni perder tu sombra que resguarda mi faz, en tu faz, mi paz en tu paz, mi amor en tu amor, porque todo eres Tú y nada es igual.

Porque ya no queda del tiempo, más que la eternidad que ha de terminar. Y encenderás en tu fuego la única verdad del amor…, amar.



5 comentarios:

Carmen Conde Sedemiuqse dijo...

Carver.Tus sentimientos, no puden ser inspirados por algo que no existe...Tu imaginación está llena de amor. Siempre me voy con el alma llena y los ojos llenos de lágrimas.
besos y amor
je

Carver dijo...

Gracias Sede, en este blog, de "Dialogos" todo lo que escribo está inspirado por "Algo" que no sólo existe, sino que es la existencia misma.
Besos y gracias por tu compañía

Alicia Abatilli dijo...

Hablas de aquello que no siempre uno se atreve a nombrar, quizás por temor a lo efímero, pero todo es amor, como dices.
Alicia

Carmen Conde Sedemiuqse dijo...

A ti por estos dialogos tan magnificos.
besos y amor
je

Carver dijo...

Es difícil a veces hablar lo que es innombrable, Alicia.
Pero intento en este apartado blog, casí inexistente, casi invisible, conversar de Él.
Quizás en mi inocencia es todo atrevimiento, pero del amor que lleva consigo siempre espero su amor.

un abrazo