miércoles, 6 de mayo de 2009

El Árbol



Alcantarillas entre mundos que zozobran en la noche de los tiempos opuestos, nos demandan tierra de verdes paramos, donde more la razón del Amor y se junten los corazones en la contemplación.

El yo que se alumbra desde una esquina donde habita la razón de lo que está fuera de ella, en el jardín de la vida donde nos espera el Árbol de la vida, donde asomo mi respiración y mi vaso se colma de su resplandor.

Entre sus verdes senderos me mostró el camino de su nívea flor, ramas de olivo en la dulce primavera, anuncian un paréntesis donde zozobre la guerra soterrada de las almas que nos merodean.

Apenas te entreví entre mis manos y ya no supe que decir, más en el tiempo del olivo se acerca nuestra escala armónica al son del susurro que nos sosiega.

No estamos solos, estamos junto a Ti, junto a la puerta del banquete donde llegará el día, donde el pincel abrirá de par en par nuestro corazón y brotará de las lágrimas de los santos la sangre el perdón.

Esperemos sin inquietud la mansedumbre de los cielos, para atraer a nuestras almas el delicado aroma del soplo perdido antaño, donde el Jardín de los Tiempos alumbrará el Libro de la Vida y de sus frutos, se desprenderán las almas de los justos que han de venir a redimirnos de este pequeño universo que se agota en el silencio y se mancha cada día de más indignación.

No son palabras las que persigo, sino almas a las que escucho, no son oscuridades las que asoman, sino luces radiantes las que nos muestran su ilusión.

Las manos juntas, donde el cielo las unió, abrazan nuestro ser y nos liberan de la entelequia del desamor.

Nos enlazaremos a las sombras de sus ramas, donde sus blancas auras nos preserven cada día que expiremos, para revivirnos a la Vida en el Amor.

1 comentario:

Carmen Conde Sedemiuqse dijo...

Bonito el poema, la vida, el amor, y el árbol
besos y amor
je